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¿Con qué derecho, se atrevía Eric a llamar a mi casa, a mi
madre? Sabía que eso no lo debía hacer era solo para casos de emergencia y que estuviera
desesperado por contarme lo de su amiguita no era una emergencia. Nada más
pensar eso me arrepiento sé que podía haberle pasado algo malo, pero luego
recuerdo lo tonta que me había sentido la noche anterior al pensar en eso así
que decido que no puede ser eso, solo puede ser su amorío. Así que con toda la
furia que llevaba dentro llego a casa,
aparco el coche y salgo dispara hacía el teléfono, se que le molestará mucho que lo llame a estas horas, pero la verdad es que a mí ya me da igual después
de su llamada a mi madre....
Suena un timbre, después otro y al tercero:
-¿Hola, quién es?
- Pues quien va a ser yo. La chica por la que estabas tan
preocupada como para llamar a su madre. ¿Tan necesitado estas de mi? -esta
última parte no sabía si era puro sarcasmo o algo en mi interior esperaba que
fuera verdad-
- Ah, hola Clara buenos días a ti también. Pero qué querías
que hiciera. No me cogías el móvil y no sabía nada de ti. Simplemente era para
ver como estabas y para...
Ahí estaba ya tenía lo que quería que yo escuchara lo bien
que le había ido con su cita y todo, pero a mitad de la conversación le corte y
le dije que tenía que irme que ya hablaríamos. Sabía que eso de no hablar con
Eric no duraría mucho, pero por el momento era mejor así, sin preocupaciones ni
malos pensamientos.
Como ya tengo el tema de mi gran amigo más o menos olvidado
decido que es hora de ponerse en faena, el lunes tengo clase y a primera hora
tengo que entregar trabajos. Así que decido concentrarme en Shakespeare y su
fascinante mundo mientras escucho una canción instrumental preciosa, como
ninguna otra que se llama River flows in
you, de Yiruma. Estuve sumida en mis pensamientos y mis escritos hasta que
de golpe un timbrazo me sorprendió, tanto que casi me caigo de la silla. La verdad
es que no sé quién era, aunque me lo podía imaginar, así que decido no abrir y
subir aun más la música, pero entonces suena otra vez el timbre. Al ver que
Eric no se cansaba fui a abrir.
- ¿Tu qué no te cansas, no ves que no te quiero abrir?
Pero entonces vi que la persona que tenía delante de mi
puerta y de mis narices no era Eric.
¡Vaya!, ¿Quién podrá ser?
ResponderEliminarYa quiero saber
Saludos
Estoy en proceso de seguir con la historia, pero estos días no estaba muy inspirada que digamos y todo lo que escribía no me parecía una buena continuación para la historia. Así que he decidido esperar haber si con la calma me se ocurren más ideas. Pero haber haber que pasa....
EliminarMe alegro que te este gustando y gracias por pasarte y leerlo.
Que bien que estes por aqui de nuevo! Yo también! jjajaja a veces necesitamos ausentarnos para encontrarnos :)
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias a las dos por los ánimos. :)
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