Dentro de cada uno de nosotros existe una faceta muy clara
dentro de la obsesión, todos somos
obsesivos. Todos tenemos una debilidad, un deseo tan gran que puede llegar a la
obsesión. Puede crear en nosotros una necesidad compulsiva de estar pensar las
veinticuatro horas del día en eso. Muchas veces esa debilidad ese deseo
obsesivo suele ser una persona, una persona a la que queremos, a la que apreciamos
o simplemente alguien que crea en nosotros un sentimiento extraño que no
podemos describir y del cual queremos saber más. Por eso no volvemos obsesivos
queriendo ver a ese alguien, queriendo hablar con él, queriendo saber más cosas
de él. Pero siempre hay que tener cuidado porque una obsesión puede ser algo
malo aunque a veces también puede ser algo bueno. ¿Nooooo? Me quedo con la
visión de que hay que luchar por las obsesiones seguirlas hasta conseguirlas y
hacer de esa debilidad nuestra virtud, nuestro...
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