Justo en ese momento se para el mundo. El momento en que nuestro
ojos se miran directamente los unos a los otros un instante, sabemos que los dos
retiraremos la mirada por vergüenza de expresar lo que sentimos o por vergüenza
a que la otra persona nos vea. Pero aunque solo dure un instante, ese instante es
un instante muy fugaz que repito y repito en mi cabeza una y otra vez, para recordar
cada uno de sus detalles: su barba poco afeitada de uno o dos días; sus arruguitas
en el entrecejo; sus ojos marrones, sus preciosos ojos marrones que serían capaces
de transportarme a otro mundo a un mundo perfecto donde solo estemos él y yo, madre
mía sus ojos.
Todo eso es lo que pasa por la mente cuando nos miramos, porque
las miradas aparte de que dicen que matan también enamora: la suya, la mía, las
nuestras están enamoradas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario